Había pasado unas diez veces, cuando ya Laura resignada, aceptó lo que para ese momento no tenía sentido.
-vergüenza, la que se siente cuando los pezones inadvertidos se exaltan..la misma que siempre hace suficiente la negación a cualquier encuentro-
Sin embargo ahí permanecía Laura, inmóvil, inmutable, presta, desinteresada, ansiosa. La tomó, recitó su pasaje, memorizó los chasquidos de su saliva y compuso música con ellos. Al final, solo tuvo acordes para el corazón roto.
A.T. Rod 11:40 pm. Chateau Rouge. Rio Piedras. 08-08-08.
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